Es cada vez más habitual que el paciente recurra a nuestra clínica preguntando por tratamientos estéticos, buscando efectos de rejuvenecimiento. Y nos alegra que la gente vaya tomando conciencia de que el entorno en el que se apliquen procedimientos con efectos en la salud, debe ser sanitario. Cuidar la imagen y atender a la estética está muy bien pero la salud es lo primero.
Además de estar honrados de que nos elijan para vivir nuestra #ExperienciaSonrisaSana, cuando un paciente nos pide la aplicación de ácido hialurónico (AH), nos gusta comenzar por aclarar algunos conceptos que, entendemos, deben conocerse acerca de un tratamiento de este tipo.
¿Qué es el ácido hialurónico?
El ácido hialurónico, en adelante AH, es un polisacárido, presente en nuestro cuerpo, cuyas mayores concentraciones se encuentran en los tejidos conectivos como la piel. Implicado en el crecimiento y en la reparación de las células de los tejidos conectivos, tiene, según demuestran distintos estudios, capacidad regenerativa. Su aplicación hidrata y proporciona relleno a los tejidos.
Se trata del compuesto número uno para la cicatrización (87-88%), interviene de forma rápida y con el mínimo de molestias en comparación con otros cicatrizantes (Alonzo, 2016).
Al tratarse de un material orgánico es reabsorbible, por lo que su duración es de alrededor de unos 6 meses. Luego de ese periodo hay que someterse a un nuevo proceso.
Distintas aplicaciones del ácido hialurónico
Cada vez son más los usos, con excelentes resultados del AH. Existe variada bibliografía académica que trata sobre aplicaciones en pacientes con diferentes patologías. Por ejemplo, el estudio de los doctores Lorenzo-Pouso y Pérez‐Sayáns abordan un caso de éxito, de una mujer de 80 años con una infección recurrente, provocada por un hongo tratada con AH, demostrando que, no solo puede usarse como reclamo estético sino que también puede tratar algunas enfermedades orales (Lorenzo‐Pouso, 2018).
Es utilizado también en tratamientos de ortodoncia cuando no se obtiene un cierre adecuado de labios. En rehabilitaciones orales cuando, a pesar de haberse alcanzado una función masticatoria correcta, la sonrisa no consigue la armonía adecuada.
Además, cualquier deficiencia en la papila interproximal, el espacio entre diente y diente, puede ser motivo de deformidades estéticas. El relleno con AH de estos espacios interdentales ayuda a disimular la presencia de esos triángulos negros que se forman entre las piezas dentales.
En encías retraídas y deficiencias de la mucosa bucal se logran resultados positivos ya que, como dijimos, una de sus características más destacadas es su capacidad de regeneración del tejido, facilitando la cicatrización y disminuyendo riesgos de infección.
Estética facial
Aplicación ácido hialurónico
La odontología estética o cosmética es una especialidad que soluciona problemas relacionados con la salud bucal y su consecuencia en la armonía estética de la boca con la totalidad de la imagen personal.
En cuanto a la aplicación y resultados del AH para resaltar la belleza personal, lo cierto es que se muestra como una de las soluciones más efectivas ante diferentes problemas estéticos en la actualidad.
Se trata de un aliado indiscutible para el perfilado labial, en la definición del surco nasolabial, en el relleno de los labios y la disminución de las arrugas periorales, conocidas popularmente como “código de barras”.
La zona superior a los labios suele ser tal vez, la primera en presentar arrugas debido a que con el paso del tiempo se produce una reabsorción del hueso maxilar además de la pérdida natural del colágeno y la alteración de elasticidad de la zona.
El relleno de labios es otro de los reclamos habituales, especialmente de mujeres jóvenes, esta aplicación da como resultado un aumento de volumen que hemos de aclarar no resulta igual en todas las personas y estará condicionada a la propia anatomía.
En el embellecimiento de las comisuras es muy efectivo y se hace visible a pocos días de la aplicación.
Efectos secundarios
Como con cualquier tratamiento y aunque se trata de una aplicación muy segura, puede haber efectos secundarios que nos es menester mencionar. Desde luego no es de aplicación en personas que padezcan algún tipo de alergia que lo contraindique.
En pacientes con sensibilidad puede presentar la aparición de hematomas en las zonas donde se ha aplicado debido a la rotura de capilares durante el procedimiento.
Para la aplicación se utiliza lidocaína, al desaparecer el efecto anestésico puede presentarse molestias. En algunos casos también se apreció irritación y enrojecimiento de la piel, estará dentro de la normalidad junto con la inflamación producida por el traumatismo de las inyecciones.
Prácticamente todos estos efectos desaparecen en un breve período de tiempo que puede oscilar entre las 48 horas desde que se aplica hasta una semana después.
Vive la #ExperienciaSonrisaSana
Las expresiones naturales son valiosas y hermosas, marcan nuestra personalidad. Sin embargo, cuando esas expresiones faciales se convierten en arrugas hacen que nuestra apariencia se vea envejecida. El resultado de tratamientos con AH será lucir labios y contorno sin arrugas.
Sin negar el proceso natural del envejecimiento recurrir a un tratamiento de aplicación de ácido hialurónico es tal vez la mejor de las opciones para lucir saludablemente bellos y ganarle una pulso al envejecimiento.
En la Clínica Dental Ana M. Díaz trabajamos para que vivas la #ExperienciaSonrisaSana.
Bibliografía
Alonzo, L. Y. (2016). Uso del Ácido Hialurónico versus miel de Abeja como Tratamientos Aceleradores del proceso de Cicatrización Post-extracción en pacientes atendidos en Cirugía oral III en las Clínicas Odontológicas de la UNAN-Managua en el periodo de Julio-Octubre del 2016. (Doctoral dissertation, Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua).
Becerra, A. C. (2015). F. Remodelación Papilar De La Arquitectura Gingival Con Ácido Hialurónico. Revista Europeia De Odontoestomatologia.
Lorenzo‐Pouso, A. I.‐G.‐S. (2018). Hyaluronic acid dermal fillers in the management of recurrent angular cheilitis: A case report. Gerodontology, 35(2), 151-154.
